Francisco Solano Márquez ya tiene en su poder la Medalla al Mérito de la Ciudad de Córdoba. El periodista montillano recibió la distinción de manos del alcalde de la ciudad, José María Bellido en el transcurso de un acto celebrado en el Gran Teatro. En este Acto de Entrega de Distinciones 2023 el Ayuntamiento también reconoció con la Medalla al Mérito a Manuel Benítez “El Cordobés, Manuel Pérez Yruela y al Ejercito de Tierra. Las Medallas de la Ciudad las recibieron Rocío Gálvez, Inmaculada Aguilar, Proyecto Hombre y la Fundación Antonio Gala.
“Estas Medallas de Córdoba quieren reivindicar la identidad de esta tierra. Es necesario reivindicar con orgullo quienes somos. Córdoba avanza a partir del legado y el esfuerzo de personas y colectivos que a lo largo de los años han contribuido a definir nuestra forma de ser, sentir y trabajar. Se puede y se debe mirar al futuro con ambición, sin renunciar a los rasgos que nos hacen diferentes, singulares y auténticos”, resaltó en su intervención el alcalde de Córdoba, José María Bellido.
Seis décadas de profesión
Francisco Solano Márquez Cruz, a quien la centenaria Asociación de la Prensa de Córdoba propuso en fecha para que le fuera concedida la distinción, es un periodista de vocación, escritor de prosa precisa, académico, con una amplia trayectoria profesional en prensa, ediciones y diversas publicaciones, como revistas especializadas y boletines, en donde ha dejado muestras fidedignas de su extraordinario amor a Córdoba y de su buen quehacer como reportero, cronista, informador y entrevistador a lo largo de 60 años de actividad periodística, pues ni siquiera la jubilación ha podido detener su predisposición a investigar y escribir.
Solano ha desarrollado su profesión periodística en prensa, radio y gabinetes de prensa y comunicación. Es académico correspondiente por Montilla de la Real Academia de Córdoba.
Ejerció muy joven el periodismo informativo y cultural en las emisoras Radio Popular de Montilla (1961-64) y La Voz de Andalucía de Córdoba (1964-71). Fue asesor provincial y regional de la Red Nacional de Teleclubes, desarrollando tareas de animación cultural en pueblos y aldeas (1969-73). En el periodismo escrito fue redactor de diario Córdoba (1973-81) y director de La Voz de Córdoba (1981-83). Responsable de los gabinetes de prensa del Gobierno Civil y de la Junta de Andalucía (1983-89). En 1989 se incorporó a la Obra Cultural de la Caja Provincial de Ahorros, donde coordinó el Servicio de Publicaciones y promovió numerosas actividades culturales antes de pasar a Cajasur tras la fusión de ambas entidades, donde fue prejubilado en el 2000. Como colaborador ha publicado en El Semanario Cordobés, Tendillas 7 y reportajes de monumentos y recorridos por Córdoba en la revista Calleja de las Flores. Su firma aparece también en numerosos semanarios, anuarios, boletines, revistas de Semana Santa, feria y tradiciones. Pese a estar jubilado se ha mantenido activo con la publicación de artículos en tribunas de opinión -bajo el epígrafe Córdoba de mi querer- y reportajes de retrospectiva en el Córdoba y ABC Córdoba, en los últimos años, con la sección Cartas a Córdoba y los paseos por el Callejero sentimental de la ciudad.
Es autor de 17 libros, donde Córdoba, la capital y la provincia, son argumentos únicos, a los que se suman 3 guías y 12 participaciones en libros colectivos y coleccionables como coautor o coordinador.
Francisco Solano Márquez Cruz nació en Montilla el 15 de abril de 1944. Es hijo de Ceferino, modesto viticultor, y de Concha, ama de casa. Estudió en el Colegio Salesiano San Francisco Solano de Montilla. Reside en Córdoba desde 1964. Casado con Teresa, tiene dos hijos y tres nietos.
Una carta de amor a Córdoba
En el estrado, Francisco Solano Márquez leyó unas breves palabras de agradecimiento y declaró, una vez más, su amor a Córdoba.
El texto íntegro de su intervención dice:
“Pertenezco a una generación que escribía cartas antes de que el correo electrónico las suplantase. Pero hoy recobro aquella costumbre para leer una breve misiva dirigida a Córdoba, que dice así:
Querida Córdoba: He soñado varias noches con este momento, y ahora que lo vivo en la realidad no sé si estoy soñando todavía. Me emociona hasta el delirio pisar el escenario del Gran Teatro, al que tu Ayuntamiento salvó de la demolición para convertirlo en coliseo de la Cultura, donde tanto he gozado de la música, la comedia y el drama, de la ópera, el flamenco, la danza e incluso del cine, en años ya lejanos. Y ahora me veo aquí, cohibido en medio de tanta solemnidad, aunque no ‘solo ante el peligro’, como Gary Cooper, pues no me siento solo, sino cálidamente acompañado por tu Alcalde, tus Portavoces municipales y tus concejales, las autoridades, mi familia, mis amigos, mis compañeros periodistas y todos vosotros.
Me siento privilegiado junto a estas instituciones y personalidades que me acompañan, tan merecidamente galardonadas, a las que transmito de corazón mi efusiva y sincera felicitación. Junto a ellas, ¿qué méritos puedo reunir yo, como no sea el amor, querida Córdoba, que siento por ti? Porque mi caso es una historia de amor que arranca en 1953, el día en que se inauguró el Puente de San Rafael –el segundo en dos mil años–, ¿te acuerdas?, cuando yo tenía nueve años y vine de excursión a verte. Sentí entonces un temprano flechazo, créeme, y once años después, cuando cumplí los veinte, abandoné mi casa de Montilla entre lágrimas de mamá, para vivir y trabajar aquí.
Comencé así una relación sentimental contigo, seducido por tu historia inconmensurable, tus monumentos abrumadores y tus rincones con encanto. Y quiero darte las gracias, querida Córdoba, por acoger a este ilusionado periodista que, con algunas intermitencias, lleva sesenta años inspirándose en ti para escribir y estampando tu nombre en la portada de sus libros.
Cór-do-ba, ¡qué bien suena!
Quiero agradecer a tu Ayuntamiento su generosidad por distinguirme con esta Medalla que me hace feliz y me abruma, al mismo tiempo; que me abraza y me abrasa. Y que tiene además para mí un alto valor añadido: que ha sido solicitada por la Asociación de la Prensa.
Por eso mi deseo es compartirla simbólicamente con mis compañeros periodistas, pues creo que también les pertenece; como pertenece a mi familia, por su amor y su paciencia con este viejo periodista que se obstina en no jubilarse de su vocación.
Un fuerte abrazo, querida Córdoba, de este corazón agradecido”.